Somos herederos de nuestro pasado
encadenados a este presente,
mientras vemos llegar un futuro
que, parece, no podemos cambiar.
Y el recuerdo, como siempre, volverá
para estremecer esas conciencias
que se creían tranquilas
pero que no pueden dormir en paz,
pues el sufrimiento vivido
jamás se puede olvidar.
La memoria es nuestra alerta,
es nuestra alarma para no caer,
para no rendirnos,
para no volver a fallar.
Por eso no podemos dejarlo pasar.
No podemos taparnos los ojos,
ni podemos callar…
No podemos dejarnos llevar,
ni podemos mantenernos al margen,
pues el viento sopla a todos por igual.
En mi cielo hay espacio
para todo aquel que quiera volar.
En mi cielo no hay fronteras,
no ideas por las que matar.
En mi cielo solo hay vida,
esperanza y libertad.
Qué sorpresa, amigo querido. Este poema es un aire distinto dentro de tu temática habitual y te ha quedado, también, delicioso.
No dejes pasar tanto tiempo entre una y otra creación. La literatura es una amante muy celosa y no es justo que la relegues a segundo plano, ante tu inspiración y talento.
Abrazísismo, Igor.
Gracias amigo!! 😉
es cierto, tenia renegada la escritura a un segundo plano desde hace tiempo…examenes…obligaciones diarias…espero, al menos, tener ahora una larga temporada más desocupado para disfrutar de estos pequeños placeres.
Un abrazo!!
HErmoso poema, lleno de un halo positivo y optimista. 🙂 La Historia está para aprender de ella… qué pena que seamos tan borricos a veces.
Igor me has sorprendido con este poema tan bello y a como lo apuntó Ernesto un tanto diferente a tu temática habitual. Muy lleno de verdades y esperanza. Bravísimo!