En mi cuarto meditando,
en la oscuridad de mis recuerdos,
se me aparecen tus ojos observando
lo mucho que te echo de menos.
Mi alma está llorando,
y en sus lágrimas me estoy hundiendo.
Mi alma encerrada en la ausencia
de las caricias de tus dedos.
Y en tus besos se pierden mis pensamientos,
en los besos que regalabas por todo mi cuerpo,
este cuerpo que hoy se siente desnudo,
vacío de caricias, de besos…
pero repleto de sentimientos.